Este no es un primero de mayo cualquiera. El capital, ese monstruo inhumano y cruel, de nuevo pretende imponernos sus reglas opresoras. Y si la clase trabajadora no responde, volverá a tener todas las de perder en este juego desigual. Vivimos un momento crucial, con una serie de crisis que van superponiéndose: la estafa del 2008, la pandemia de la covid, la guerra en Ucrania, etc. Al final, siempre ganan los mismos: las élites, las grandes multinacionales, la banca y los oligopolios energéticos. Tenemos que combatir los argumentos del neoliberalismo y el individualismo, que han calado entre la opinión pública, han cultivado la desesperanza entre la gente joven y han fomentado el auge de la ultraderecha.

Nuestros derechos no nos los ha regalado nadie: han costado sangre, sudor y lágrimas, desde hace siglos. Hace falta, por lo tanto, tomar conciencia de la bastante que tenemos como trabajadoras y trabajadores, y salir a las calles, como está pasando en otros lugares, de manera masiva y unitaria. Frente a las adversidades, no nos podemos resignar ni restar inmóviles.

En el contexto en que nos encontramos, hacen falta políticas decididas y valientes para poder hacer frente en la terrible inflación que sufrimos. Se tienen que incrementar salarios y pensiones, y también se tiene que apostar por una serie de iniciativas que mejoren las condiciones de vida y laborales de la mayoría. En este sentido, desde Intersindical Valenciana ya hace tiempo que reclamamos medidas innegociables para favorecer el conjunto de la clase trabajadora valenciana. Reivindicaciones que configuran nuestra acción sindical:

-La derogación de las reformas de pensiones del 2011, 2013 y 2021.

-La derogación íntegra de las reformas laborales del 2010 y 2012, puesto que la del 2022 deja intactos los aspectos más lesivos.

-La implantación de la jornada laboral de 32 horas o 4 días y la modificación de los horarios comerciales y de trabajo, para contribuir a reducir las brechas de género y favorecer la sostenibilidad.

-La actualización de manera urgente de los salarios y de las pensiones conforme a la inflación real y al aumento del coste de la vida, porque no pierden poder adquisitivo.

-El aumento de la fiscalidad sobre los beneficios de las empresas —beneficios que son responsables de gran parte del aumento de la inflación.

-El incremento tanto del SMI como de las pensiones mínimas, por encima del 60% del salario mediano.

-La nacionalización de los servicios esenciales como por ejemplo el agua, la electricidad, los combustibles y la energía.

-La creación de una banca pública valenciana.

-La puesta en marcha de manera llena de la ley de la cadena alimentaria para poner freno a la especulación de intermediarios y establecer precios justos para quienes produce y quienes compra alimentos.

-La valoración del trabajo de todo el personal interino y temporal como garante de los servicios públicos.

-Que los concursos de méritos —derivados de la ley Iceta— sirvan para estabilizar las personas en fraude de ley y no para sustituirlas por otras.

-Que no se pierda ninguna plaza en el sector público, ya por sí mismo deficitario e insuficiente para poder cubrir las necesidades presentes y futuras de la ciudadanía.

Ahora, más que nunca, tenemos que volver a las calles y hacerlos nuestras. Por un trabajo y una vida dignas. Este primero de mayo «Ni un paso atrás».