Este mes de marzo han muerto dos trabajadores por caídas al vacío en dos accidentes de trabajo. El 5 de marzo en el Palau de les Arts de València y el 12 de marzo en Agullent. Así mismo, el viernes 15 de marzo murió otro trabajador de una empresa de reparto en un accidente de tráfico en Nules. Cada mes mueren en el País Valenciano una media de 6 trabajadores. En 2023, entre las 2.300.700 de personas en activo en nuestro País, hubo en jornada laboral 53.201 accidentes con baja, de ellos 383 graves y 60 mortales. El 70% de los accidentes en jornada laboral, el 83% de los graves y el 90% de los mortales los sufren hombres, que representan el 63% de la población activa. Mientras que el 83% de las víctimas son personas de más de 40 años. Por otro lado, en 2023 hubieron 9.073 accidentes laborales in itinere, de ellos 92 graves y 12 mortales. Las mujeres sufren el 57% de los accidentes in itinere, a pesar de que los hombres son víctimas del 57% de los accidentes graves y el 100% de los accidentes mortales, en este caso el 73% de los accidentes in itinere mortales los sufren trabajadores mayores de 40 años.

Desde el Sindicato, instamos a las administraciones a fiscalizar que las medidas de seguridad y salud en el trabajo se apliquen. Así mismo, exigimos a las administraciones y empresas que informen y formen mejor a todas las personas trabajadoras, así como les exhortamos a mejorar las medidas de prevención y tener más diligencia en la aplicación de todas las herramientas a nuestro alcance para la prevención de los riesgos laborales.

RIESGOS LABORALES DE LAS MASCULINIDADES PATRIARCALES

Entre los múltiples factores que influyen en los accidentes laborales, como por ejemplo la carencia de prevención de los riesgos laborales PRL y la deficitaria formación en PRL ofrecida por las empresas, está la cultura patriarcal que sufrimos en el trabajo. Esta, ha hecho que muchos hombres tengan dificultad para percibir signos de alerta corporal, sordos en el propio cuerpo, incluso posponiendo consultas médicas y abandonando los tratamientos. También se resisten a las revisiones y a pedir ayuda y niegan la enfermedad, para así no mostrar debilidad. Muy a menudo sufren carencia de autocuidado, miedo al fracaso y dificultad a admitir errores. A la vez, adoptan actitudes de riesgo para aumentar su prestigio entre los iguales y socialmente. Hacen demostraciones públicas de valentía y resistencia. Se creen invulnerables. No toman las medidas de seguridad necesarias, rechazan el uso de EPIs. Mientras, se dedican plenamente al trabajo, sin tener en cuenta sus necesidades y las de su entorno familiar.

Por último, pedimos a toda la sociedad hacer una profunda reflexión sobre el origen de esta lacra que afecta principalmente a hombres mayores de 40 años. Tal vez la educación patriarcal que hemos sufrido y las organizaciones laborales jerárquicas con valores de competitividad agresiva, control y poder que no tienen en cuenta el bienestar de las personas, tengan algo que ver. Ser un hombre, como el patriarcado manda, no solo es nefasto para las mujeres sino que perjudica la salud laboral de los machos. Los modelos de masculinidad hegemónica tradicional que continúa transmitiendo la sociedad patriarcal y sus estereotipos de género están condicionando la seguridad y salud laboral de gran parte de los trabajadores y, así mismo, de las trabajadoras en otros aspectos diferentes pero no menos importantes. Por lo tanto, tenemos que empezar a deconstruir estos conceptos desde la primera niñez. Sin duda, hay que educar en casa y en la escuela en masculinidades igualitarias.

Los modelos de masculinidad hegemónica tradicional que continúa transmitiendo la sociedad patriarcal están condicionando la seguridad y salud laboral de gran parte de los trabajadores y trabajadoras.