Ayer quisimos dedicar la jornada a rendir homenaje a las víctimas, pero también creemos fundamental hacer balance de lo que ha supuesto este año de la DANA para la comunidad de la UPV.

Aquel día

La mañana del 29 de octubre, el sur de la provincia ya se encontraba en alerta roja y, a las 10:00 h, el litoral norte —incluida el área metropolitana— también pasó de naranja a rojo.

En la Universitat de València, las clases se habían suspendido la noche anterior.

La UPV, en cambio, mantuvo las actividades no docentes “con total normalidad”, según un correo oficial enviado al mediodía del 29 de octubre.

El balance es claro: ni se reunió el Comité de Autoprotección ni las personas que tomaron decisiones contaban con la formación requerida por el plan de emergencia.

La Inspección de Trabajo dictaminó en febrero de 2025 que la gestión “falló” y que, como mínimo, una trabajadora “quedó expuesta a la inundación.”

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Del Comité al GER: un cambio que no tranquiliza

La respuesta institucional ante la resolución de la Inspección ha sido, sorprendentemente, modificar el protocolo para dejar fuera al Comité de Autoprotección.

El nuevo órgano único, el GER (Gabinete de Emergencias del Rector), está compuesto casi íntegramente por personas designadas a dedo por el rector.

Una maniobra que, lejos de aportar seguridad, genera inquietud entre el personal.

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Excusas y desconexión

La gestión y la posterior comunicación tampoco han ayudado a restablecer la confianza.

En el Claustro del pasado 13 de diciembre, el rector se desvinculó de la instrucción que él mismo había enviado manteniendo la actividad presencial.

Aún más polémica generó el vicerrector responsable de comunicación, que culpó al personal de una supuesta “falta de comprensión lectora” y de haber interpretado mal el comunicado oficial.

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El selfie que lo dice todo

En primavera, el acto de toma de posesión del segundo mandato del rector reabrió la herida.

El equipo de dirección publicó un selfie festivo con el presidente Carlos Mazón, una imagen que muchos interpretaron como un intento de blanqueo político tras una emergencia en la que el gobierno valenciano había estado desaparecido mientras su gente se ahogaba.

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La confianza no vuelve

Ayer se celebró un acto institucional al que acudió gran parte del personal.

Muchos confesaron el mal sabor de boca: la sensación de que se quiere mirar hacia otro lado, como si el selfie y la negligencia se hubieran borrado de la memoria.

Un año después, no ha habido disculpas públicas ni ningún gesto de reconocimiento de los errores.

Y, sinceramente, creemos que a estas alturas ya no los habrá.

Conclusión

Un año después de la DANA, la UPV sigue sin asumir responsabilidades.

El nuevo protocolo, más confuso y contradictorio, ha sido aprobado con el voto en contra de la mayoría de los representantes electos del Comité de Seguridad y Salud.

Una decisión que “legaliza” la mala gestión del año pasado y consolida una forma de gobernar marcada por la arrogancia y la falta de transparencia.