Ante los últimos ataques a Rafah por parte de Israel, se está haciendo viral en las redes sociales el mensaje «All eyes on Rafah» (Todos los ojos puestos en Rafah). Es en este contexto, y no otro, donde se tendrían que situar las protestas del estudiantado en nuestra universidad.

Desde el estallido de la guerra en Gaza, el número de muertes llega ya a 36.171, el 75% de ellos mujeres y niños; y el número de heridos a 81.420. Esas son las cifras que importan. Esa es la verdadera violencia.

Tiene poco sentido el choque de acusaciones entre el rectorado de la universidad y el estudiantado acampado. Nosotros, que podemos hacer uso de la palabra, que tenemos esta suerte, somos incapaces de llegar a un entendimiento.

Mientras nosotros nos acusamos de quién ha hecho qué y quién es el responsable de la suspensión del foro de empleo, en el que han trabajado duramente nuestras compañeras y compañeros, el conflicto entre el gobierno de Israel y Palestina se ha recrudecido en las últimas semanas.

La incapacidad de entenderse entre el rectorado y la acampada es lamentable e, incluso, inadmisible. Pero nosotros, solo podemos exigir la rendición de cuentas por sus decisiones, cuestionables en nuestra opinión, a NUESTRO RECTORADO.