El rector ha suspendido en la gestión de la alerta meteorológica de ayer. La UPV reacciona mal y tarde a los acontecimientos.

De poco sirve que se hagan previsiones meteorológicas y se declaren alertas si el equipo rectoral no las atiende mientras al otro lado del tranvía se las toman seriamente.

No podemos compartir, porque ni siquiera lo comprendemos, que no se suspenda la actividad ante la inminencia de una alerta roja, y que cuando se hace, solo se suspenda la actividad académica y no la laboral, aun más cuando la universidad puede continuar su actividad en la modalidad de teletrabajo como ya demostramos durante la pandemia.

Consideramos que el rector, como máximo responsable, desprecia la integridad física de su personal, mientras protege (tarde) la de su estudiantado, como si unos sufrieron peligro pero los otros no.

No podemos compartir, porque ni siquiera lo comprendemos, la ausencia de comunicados por los correos institucionales, ocupados en informarnos del festival de jazz o de los cursos de golf durante una alerta roja, ni la sustitución de estos por las redes sociales.

El próximo mes, el rector, en campaña, nos contará que es el rector de las personas, pero hechos son amores y no buenas razones.